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N° 180 - Amigos de MuchaPesca en lago Strobel

STROBEL el paraíso de las truchas gigantes

Por Hugo Tello

portadaMucho se habla del Lago Strobel, y no sólo de sus gigantescas truchas, sino también de su clima hostil y terribles vientos de más de cien kilómetros por hora que azotan a este hermoso lago azulado, pero poco se dice de cuando el clima da un revés y en este espejo tan soñado lo encontramos  sin viento y con 30º grados de temperatura… ¡Sí, eso dije!, sin viento y un clima casi tropical…

Para los que jamás sintieron hablar del lago Strobel, este inmenso espejo perdido en el medio del corazón de Santa Cruz, tiene la particularidad de albergar el volumen de truchas Arco Iris más grandes del planeta. Se encuentra entronado dentro de una árida meseta volcánica, casi sin reparo del viento y muy lejos  de la civilización, este virginal entorno es una verdadera joya jurassica.

Por suerte este lugar cuenta con una hermosa vivienda donde los pescadores puedan pasar con comodidad sus días de pesca. La estancia propiedad de la familia Rodriguez, esta frente al lago y es cálidamente atendida por Ruben Rici y Angel Rodriguez. Parte de mi trabajo es organizar a los pescadores su llegada a este lugar y colaborar acompañándolos al lago.

album de fotos Días antes de lo que serían mis últimos días de esta temporada en el Strobel, me tocó acompañar a un grupo de pescadores amigos de Trenque Lauquen; Fernando Rodriguez Mera, Pablo Gonzalez, Diego Cervera y Pablo Manzur. Ellos llegaron como todos muy ansiosos y expectantes de cómo sería la pesca y el lugar que por meses habían sólo visto por fotografías.

 

 

pescaserrana

De movida el primer día y por la carga de ansiedad, mis amigos antes que yo me levantara, ya estaban mas que listos, wader puesto y caña en mano. Hernán, el chef de la estancia con anticipación les había preparado el desayuno. Sin pérdida de tiempo subimos a la camioneta y nos dirigimos hacia unas de las bahías que tiene la propiedad, tras casi media hora de viaje llegamos a la llamada “bahía de las viejas”. Por su cercanía a la desembocadura y debido que tiene una gran franja de vegetación las truchas suelen elegir este lugar para estacionarse sobre todo luego del tiempo de desove. Su posición también facilita los lanzamientos ya que tiene un buen reparo del viento.  Llegamos al lugar y casi sin pérdida de tiempo, los muchachos se metieron al agua. La modalidad usada fue caña de mosca número 7 y 8, con líneas de hundimiento medio y moscas poco lastradas, los colores fueron, verde oliva y negro, los lanzamientos debían ser hacia la vegetación y no había que acercarse demasiado ya que las truchas advertían nuestra presencia y no picaban.

LAS PRIMERAS CORRIDAS

Ya acomodados, los cuatro pescadores estaban en plena tarea, no paso mucho tiempo y Diego fue el primero en clavar, el pique fue firme y justo en el límite donde termina la vegetación, Diego comenzó a retroceder hacia tierra firme mientras recogía la línea, la trucha cedía pero cuando veía que estaba cerca de la orilla, arremetía lago adentro aprovechándose de su fuerza, pero mi compañero nunca se abatató y entre corridas y frenadas logramos sacarla del agua, era una joven arco iris la primera del día. En el otro extremo Pablo, clavaba la segunda de la mañana, desde donde estaba podía escuchar los gritos y ver los saltos de la trucha fuera del agua, sin perder tiempo me arrime para asistir con el copo y sacar la foto para el recuerdo, otra trucha del lago. Cuando parecía que el pique  había mermado Fernando tenia su premio en la punta de la caña, esta vez el Strobel se lució y le dio a Fernando un furioso macho de casi 8 kg., todos se arrimaron para observar el tremendo pez capturado, foto y al agua. Luego el pique se tranquilizo y antes del medio día logramos  algunas capturas más.

Culminada la mañana, retornamos a la estancia donde Hernán nos esperaba con un suculento almuerzo. Nos deleitó con un tremendo pollo al disco y ni hablar de la buena compañía y atención de los anfitriones Rubén o “El negro” como le decimos y Ángel el dueño de la estancia.

Luego del almuerzo descansamos un par de horas y por la tarde retornamos al lago. Esta vez la pesca la hicimos  en unos de los lugares mas cerca de la estancia, el clima estaba un poco más fresco y el viento como siempre era firme y constante, no fue una tarde diferentes a otras, los muchachos pescaron con líneas de hundimiento y strimers en diferentes tonos, ya que las truchas estaban muy selectivas y la cosa transcurrió muy similar a la mañana pero con menos capturas. A la tarde noche retornamos a la vivienda para descansar y sin saber que al otro día en el lago algo extraordinario pasaría.

UN DÍA PARA EL INFARTO

Como todas las mañanas nos levantamos para desayunar y alistarnos para salir, lo poco habitual fue que el día se presentaba inusualmente calmo, con viento cero y una agradable temperatura, apresuradamente y antes que comience a soplar el viento nos dirigimos hacia el lago. Ya desde nuestro vehículo y mientras bajábamos notábamos que el oleaginoso Strobel estaba hecho un aceite, dejamos nuestro vehículo frente al lago y nos dirigimos por un sendero a un sector donde por el viento habitualmente no se puede pescar y aprovechando las condiciones no lo podíamos desperdiciar. Llegamos y de inmediato los muchachos empezaron a lanzar sus moscas aguas adentro, los primeros intentos no daban respuesta y hubo que hacer diferentes cambios de moscas, pero lo cosa no mejoraba y las atípicas condiciones hacían pensar que las truchas, solo picaban cuando corría viento. Ante esta situación decidimos con Pablo separarnos y mirar otros sectores mas adelante.

Con el sol arriba y sin viento casi podíamos ver con facilidad cualquier cosa que se moviera, desde lo alto vimos un par de truchas patrullando, avanzamos unos metros y casi atónicos nos chocamos con un cardumen de truchas que estaban casi estancadas en una de las bahías. ¡¡Era algo increíble!! se podían ver a simple vista unas cincuenta truchas todas juntas en apenas una profundidad de tres metros, decidimos calmarnos y planificar como encararíamos el cardumen para no ser advertidos precipitosamente, Pablo que es quien tenia la caña cambio su línea por una de flote y, se ubicó a unos veinte metros de los peces, y yo desde lo alto le indicaba en donde debía posar su mosca, el primer tiro fue puro enriedo, en el segundo la mosca entro perfecto en medio varias truchas, comenzó a estripear y solo un par la siguieron pero con poco interés, repitió la  misma acción un par de veces y nada… Para sorpresa ninguna se espantaba al caer la línea, pero tampoco picaban, estaban muy tranquilas. Ante tanta ignorancia decidimos cambiar de mosca y poner una de flote, Pablo puso la muy popular chernobyl, y posó la mosca nuevamente sobre ellas, casi en un acto reflejo una de ellas subió y tomó el engaño, pero ante la sorpresa mi compañero no pudo clavarla, nuevamente lanzo y otra vez subieron a buscar la mosca, esta vez Pablo no dudó y afirmó la caña, “la escena fue tremenda”, el agua calma explotó y la trucha con gran energía disparó aguas adentro sacando bastante línea en la caña de mi amigo, Pablo retrocedió para alejarla de la zona y no espantar al resto, pero la trucha con energía de sobra hacía lo que quería, tras varios minutos de llevar y traer línea, la pudimos meter en el copo. Tremenda alegría ya que no era habitual que se den las condiciones para pescar a trucha vista en el Strobel.

Decidimos repetir la acción pero con menos expectativas debido al barullo que habíamos hecho, Pablo nuevamente lanzó su mosca, esta vez en otro sector donde le hacia indicaciones, y otra vez al caer la mosca al agua sin dudar otra trucha se abalanzó, ¡¡¡clavá!!! le grite, y nuevamente la línea que se tensaba en el agua, no podíamos cerrar la boca, yo desde arriba que estaba viendo una película en vivo y Pablo abajo que no paraba de disfrutar.

Ante semejante espectáculo fuimos en busca del resto de la banda. Llegamos y el panorama para ellos no había sido igual de generoso, pero al contarles lo vivido no dudaron en levantar todo y acompañarnos hacia la otra bahía, sin antes previamente buscar vivieres para aprovechar el día que estábamos teniendo. Ya cerca del mediodía arribamos al pesquero,  y el clima seguía más atípicas que nunca, hacía cerca de 30 grados de temperatura y ni una pizca de viento. Como habrán sido las condiciones que estábamos en ese momento almorzando sin remeras en unos de los lugares más fríos y ventosos de la Argentina.

A PEZ VISTO

Terminamos nuestro almuerzo al aire libre y de un brinco salimos a pescar. Por suerte las truchas seguían ahí… Los muchachos no podían creer la cantidad de truchas que estaban viendo. De inmediato, se fueron metiendo al agua y lanzando sus moscas de flote sobre las truchas acardumenadas, con respuesta inmediata las truchas subían a buscarlas y en pocos minutos ya dos de ellos estaban librando batallas con estas bestias que no se entregaban por nada. Por otro lado con Diego decidimos explorar un poco mas adelante ya que ahí estaban bastante apretados, la sorpresa fue que apenas a unos cien metros nos encontramos con otro amontonadero, se podía ver como las truchas nadaban con su lomo fuera del agua, ¡Era un espectáculo increíble!...  ante tanta cantidad y como todos estaban pescando, me pidieron que agarrara una caña y pescara con ellos, “obviamente que ni lo dudé”, tomé mi caña, elegí una de las moscas que me había atado mi amigo Sergio Vazquez -Condor flies-, (chernobyl panza amarilla y patas negras), me subí a una piedra y esperé a divisar alguna trucha cerca de la superficie, apenas vi una lomear le tiré justo adelante, como de película… abrió su boca y se trago la mosca, para mí fue un momento memorable, ya que había visto todo como en cámara lenta, levanté mi caña y afirme mi presa, ni bien sintió el pinchazo disparó todo lo que pudo, me limité a disfrutar el momento y dejé que el freno de mi reel hiciera su trabajo, fueron algunos minutos de lucha y empecé a arrimarla, “me sentía feliz”, y ya con eso había saciado mi sed de pesca, fue un hermoso pez que aparte de su pelea me regaló una hermosa foto y yo a cambio su libertad. El resto de la jornada me dedique a sacar fotos y filmar para recordar ese día que fue sin dudas unos de los más extraños desde que estoy en este paraíso de la Patagonia Argentina.

Posiblemente el hecho de semejante cambio climático hizo que las truchas se despegaran del fondo para subir a la superficie y agruparse de esa manera, pero hubiera presumido que tal aletargamiento estuviese acompañado de una gran ignorancia hacia nuestras moscas, pero muy al contrario las atacaban con bastante furia y en ningún momento por mas cerca que estuviésemos se espantaban. Son esos días mágicos, que pasan pocas veces en la vida, sólo se que estábamos en el lugar y en el momento indicado y agradezco por eso. Buena pesca…

Excursiones al Lago Strobel

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